2.3. El signo por dentro: los parámetros formativos del signo.
Cuando hablamos de los articuladores de la lengua de signos, seguro que rápidamente pensamos en las manos, pero la realidad es que se utilizan como articuladores, además de las manos, otras partes del cuerpo como son la cabeza, la cara y el tronco. Los signos, como hemos mencionado en el punto 2.1.1., no son unidades holísticas imposibles de descomponer, sino que están formados por unidades más pequeñas llamadas parámetros formativos. Según los autores Scott K. Liddell y Robert E. Johnson, dentro de la estructura del signo encontramos unidades fonológicas que se combinan simultáneamente (a diferencia de las palabras) y otros que se combinan de manera secuencial. Nosotros, sin embargo, nos centraremos en cinco parámetros de acuerdo con la clasificación y la descripción que propone el profesor e investigador Josep Quer. Los cuatro primeros son los componentes manuales del signo y el último es el componente no manual. Así, en el primer grupo de los componentes manuales tenemos:
- La configuración. Forma que adopta la mano como consecuencia de la posición de los dedos. Si bien es verdad que cada lengua tiene su propio repertorio de configuraciones, hay unas que son las más comunes por el hecho de ser las más simples. Veamos algunos ejemplos de configuraciones diferentes y practiquémoslas.
- Punto o lugar de articulación. Este parámetro nos indica donde se produce el signo, que puede ser en la parte superior del cuerpo haciendo contacto o sin tocar el cuerpo, en el espacio sígnico, que es el espacio que encontramos frente al signante, delimitado por la extensión máxima de los brazos hacia arriba por encima de la cabeza o hacia delante. Hay que decir que en el discurso normal las extremidades se articulan en un espacio más limitado que la extensión máxima que hemos mencionado y que, por lo tanto, el tamaño del signo se puede comparar a la intensidad de la voz. Veamos dos ejemplos de puntos de articulación, el primero hace contacto con el cuerpo, mientras que el segundo no, y se articula en el espacio sígnico.
- Movimiento. La mayoría de los signos implican un movimiento entre dos puntos de articulación. A veces, el signo contiene además un movimiento interno de los dedos o de la muñeca que se considera secundario. Veamos el movimiento del signo EXAMEN y del signo FIN DE SEMANA.
- Orientación. Es el plano hacia el cual está orientado la palma de la mano. Veamos un par de signos que tienen la misma configuración, el mismo punto de articulación y el mismo movimiento, y que se diferencian únicamente en la orientación de la mano. Es importante darse cuenta cómo la modificación de uno solo parámetro puede cambiar totalmente el significado del signo:
El último parámetro es el no manual, en el cual incluimos todas aquellas marcas necesarias para articular el signo que no forman parte de los componentes manuales. Estas son:
Hay que tener en cuenta que esta diferencia es necesaria cuando queremos especificar a qué palabra nos referimos en la lengua oral. En la lengua de signos el signo es el mismo y el patrón labial desaparece. El signo es este:
PROTESTA
Componente bucal: gestos realizados con la boca y las mejillas que forman parte de la descripción fonológica del signo. Así, por ejemplo, en LSC el signo NO-HABER va acompañado obligatoriamente de una articulación bucal que podemos reproducir como “ap”. Veamos el vídeo y practiquémoslo:
NO-HABER
Componente hablado u oral: gesto labial que está relacionado con la palabra oral correspondiente al signo. A menudo distingue homónimos manuales, es decir, signos que en sus componentes manuales son idénticos.
PROTESTA
RECLAMACIÓN
- Posición de las cejas y de la frente: las cejas pueden estar fruncidas o elevadas, además de su posición neutra.
- Direción de la mirada.
- Posición del cuerpo.
- Posición y/o movimiento de la cabeza.
- Expresión facial global.